Charles Baudelaire -Les phares- |
dimanche, avril 23, 2006 |
Les phares Charles Baudelaire (1821-1867)
Rubens, fleuve d'oubli, jardin de la paresse, Oreiller de chair fraîche où l'on ne peut aimer, Mais où la vie afflue et s'agite sans cesse, Comme l'air dans le ciel et la mer dans la mer;
Léonard de Vinci, miroir profond et sombre, Où des anges charmants, avec un doux souris Tout chargé de mystère, apparaissent à l'ombre Des glaciers et des pins qui ferment leur pays;
Rembrandt, triste hôpital tout rempli de murmures, Et d'un grand crucifix décoré seulement, Où la prière en pleurs s'exhale des ordures, Et d'un rayon d'hiver traversé brusquement;
Michel-Ange, lieu vague où l'on voit des Hercules Se mêler à des Christs, et se lever tout droits Des fantômes puissants qui dans les crépuscules Déchirent leur suaire en étirant leurs doigts;
Colères de boxeur, impudences de faune, Toi qui sus ramasser la beauté des goujats, Grand coeur gonflé d'orgueil, homme débile et jaune, Puget, mélancolique empereur des forçats;
Watteau, ce carnaval où bien des coeurs illustres, Comme des papillons, errent en flamboyant, Décors frais et légers éclairés par des lustres Qui versent la folie à ce bal tournoyant;
Goya, cauchemar plein de choses inconnues, De foetus qu'on fait cuire au milieu des sabbats, De vieilles au miroir et d'enfants toutes nues, Pour tenter les démons ajustant bien leurs bas;
Delacroix, lac de sang hanté des mauvais anges, Ombragé par un bois de sapins toujours vert, Où, sous un ciel chagrin, des fanfares étranges Passent, comme un soupir étouffé de Weber;
Ces malédictions, ces blasphèmes, ces plaintes, Ces extases, ces cris, ces pleurs, ces Te Deum, Sont un écho redit par mille labyrinthes; C'est pour les coeurs mortels un divin opium!
C'est un cri répété par mille sentinelles, Un ordre renvoyé par mille porte-voix; C'est un phare allumé sur mille citadelles, Un appel de chasseurs perdus dans les grands bois!
Car c'est vraiment, Seigneur, le meilleur témoignage Que nous puissions donner de notre dignité Que cet ardent sanglot qui roule d'âge en âge Et vient mourir au bord de votre éternité!
Los faros
Rubens, río de olvido, jardín de la pereza, Almohada de carne fresca donde no se puede amar, Pero donde la vida afluye y se agita sin cesar, Como el aire en el cielo y la mar en el mar;
Leonardo da Vinci, espejo profundo y sombrío, Donde los ángeles encantadores, con dulce sonrisa Toda llena de misterio, aparecen en la sombra De los ventisqueros y los pinos que cierran su paisaje;
Rembrandt, triste hospital lleno de murmullos, Y por un gran crucifijo decorado solamente, Donde la plegaria llorosa se exhala de las inmundicias, Y de un rayo invernal atravesado bruscamente;
Miguel Ángel, lugar impreciso do vénse los Hércules Mezclarse a los Cristos, y elevarse muy erguidos Fantasmas pujantes que en los crepúsculos Desgarran su sudario estirando sus dedos;
Cóleras de boxeador, impudicias de fauno, Tú que supiste recoger la belleza de los granujas, Gran corazón henchido de orgullo, hombre débil y amarillo, Puget, melancólico emperador de los forzados;
Watteau, este carnaval en el que no pocos corazones ilustres, Como mariposas, flotan relucientes, Decoraciones frescas y leves iluminadas por lámparas Que vierten la locura en este baile vertiginoso;
Goya, pesadilla llena de cosas desconocidas, Fetos que se hacen cocer en medio de los sabats, Viejas ante el espejo y niñas todas desnudas, Para tentar los demonios ajustando bien sus medias;
Delacroix, lago de sangre obsedido por malvados ángeles, Sombreado por un bosque de pinos siempre verde, Donde, bajo un cielo triste, fanfarrias extrañas Pasan, cual un suspiro ahogado de Weber;
¡Estas maldiciones, estas blasfemias, estos lamentos, Estos éxtasis, estos gritos, estos llantos, estos Te Deum, Son un eco repetido por mil laberintos; Es para los corazones mortales un divino opio!
Es un grito repetido por mil centinelas, ¡Una orden transmitida por mil portavoces. Es un faro encendido sobre mil ciudadelas, Un clamor de cazadores perdidos en los inmensos bosques!
¡Porque verdaderamente, Señor, el mejor testimonio Que podencos dar de nuestra dignidad Es este ardiente sollozo que rueda de edad en edad Y viene a morir al borde de vuestra eternidad!Libellés : Charles Baudelaire |
posted by Alfil @ 7:15 AM |
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2 Comments: |
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Una traducción mía:
Los Faros (Baudelaire)
Rubens, río de olvido, jardín de la pereza, Almahoda en carne fresca en donde no hay amar, Pero donde la vida fluye y se agita en destreza, Como el aire en el cielo y la mar en la mar;
Leonardo de Vinci, espejo profundo y oscuro, Donde ángeles de encanto, con dulces expresiones Cargadas de misterio, se ofrecen a lo duro De glaciares y pinos que cierran sus regiones;
Rembrandt, triste hospital repleto de antojos, Y de un gran crucifijo decorado solamente, Donde el rezo en lloros exhala de los despojos, Y de un rayo de invierno atravesado bruscamente;
Miguel Angel, lugar vago donde Hércules enlazan, Mezclándose con Cristos y se levantan rectos, Fantasmas poderosos que el crepúsculo ensalzan, Desgarran su sudario estirando los dedos;
Cóleras del boxeo, impúdico animalino, Tú que prendiste belleza en los desclasados, Corazón henchido de orgullo, hombre débil ambarino, Puget, melancólico emperador de forzados;
Watteau ese carnaval donde corazones ilustres, Como esas mariposas erran brillando, Decorados frescos y ligeros alumbrados por lustres, Que vierten la locura al baile, chispeando;
Goya, pesadilla llena de cosas menudas, De fetos que se cuecen en medio de magias, De viejas con espejo y de niñas desnudas, Para tentar demonios ajustando nostalgias;
Delacroix, lago en sangre que surcan ángeles malos, Umbrío por un bosque de abetos como en éter, Donde bajo el cielo triste, fanfarrias como halos, Pasan, como un suspiro ahogado de Weber;
Esas maldiciones, esas blasfemias, esas quejas, Esos extásis, esos gritos, esos llantos, esos Te Deum, Son un eco repetido por mil madejas; Es para los corazones mortales un divino opium!
Es un grito repetido por mil centinelas, Una orden dada por mil portavoces; Es un faro alumbrado sobre mil ciudadelas, Una llamada a cazadores perdidos en las hoces!
Porque cierto es, Señor, las mejores mitades Que pudiéramos dar de nuestra dignidad, Que este ardiente llanto que enlaza las edades Y viene y muere al borde de su eternidad!
http://lit-et-raire.blogspot.com
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Traducción más apropiada.
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Una traducción mía:
Los Faros (Baudelaire)
Rubens, río de olvido, jardín de la pereza,
Almahoda en carne fresca en donde no hay amar,
Pero donde la vida fluye y se agita en destreza,
Como el aire en el cielo y la mar en la mar;
Leonardo de Vinci, espejo profundo y oscuro,
Donde ángeles de encanto, con dulces expresiones
Cargadas de misterio, se ofrecen a lo duro
De glaciares y pinos que cierran sus regiones;
Rembrandt, triste hospital repleto de antojos,
Y de un gran crucifijo decorado solamente,
Donde el rezo en lloros exhala de los despojos,
Y de un rayo de invierno atravesado bruscamente;
Miguel Angel, lugar vago donde Hércules enlazan,
Mezclándose con Cristos y se levantan rectos,
Fantasmas poderosos que el crepúsculo ensalzan,
Desgarran su sudario estirando los dedos;
Cóleras del boxeo, impúdico animalino,
Tú que prendiste belleza en los desclasados,
Corazón henchido de orgullo, hombre débil ambarino,
Puget, melancólico emperador de forzados;
Watteau ese carnaval donde corazones ilustres,
Como esas mariposas erran brillando,
Decorados frescos y ligeros alumbrados por lustres,
Que vierten la locura al baile, chispeando;
Goya, pesadilla llena de cosas menudas,
De fetos que se cuecen en medio de magias,
De viejas con espejo y de niñas desnudas,
Para tentar demonios ajustando nostalgias;
Delacroix, lago en sangre que surcan ángeles malos,
Umbrío por un bosque de abetos como en éter,
Donde bajo el cielo triste, fanfarrias como halos,
Pasan, como un suspiro ahogado de Weber;
Esas maldiciones, esas blasfemias, esas quejas,
Esos extásis, esos gritos, esos llantos, esos Te Deum,
Son un eco repetido por mil madejas;
Es para los corazones mortales un divino opium!
Es un grito repetido por mil centinelas,
Una orden dada por mil portavoces;
Es un faro alumbrado sobre mil ciudadelas,
Una llamada a cazadores perdidos en las hoces!
Porque cierto es, Señor, las mejores mitades
Que pudiéramos dar de nuestra dignidad,
Que este ardiente llanto que enlaza las edades
Y viene y muere al borde de su eternidad!
http://lit-et-raire.blogspot.com